No eres de mi prisión
más que el carcelero
que guarda mis años
cansados y viejos
te quisiera decir
que me abras la puerta
que me quiero marchar
pero… no me dejas
porque eres
frío como el témpano
y tus oídos son de
acero
no podría conmoverte
con mis anhelos
más llegará un día
en que cedan las rejas
y como un rayo de sol
parta por ellas.
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