Ábreme esa puerta, amado mío
donde pueda descansar
al amparo de la
noche
que la ciudad cierne sobre mí
sus puertas
y siento frío, y
estoy sola
y tú eres para mí
el amado amigo
que mi alma añora
abre para mí tu pecho
y recógeme en tus brazos
que en ellos, la
ternura
yace sin nombre
dándole tiempo a las horas
y sentido a los instantes
hasta nacer la aurora
que busca el despertar
pon tu boca en la queja
que rompe
en mi garganta y el beso
en el espacio
que enlaza nuestros cuerpos
hasta que tu calor llegue a mis huesos
y la fiebre a mis orillas
deja que busque en tus rodillas
la calma y el silencio
hasta quedar
dormida
que encienda su lámpara tu pecho
y así, descansaré tranquila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario