jueves, 22 de noviembre de 2012

Poema



Elevaré hacia el cielo
las columnas marmóreas de mis brazos.
Hendirán hacia el centro de la Tierra
 los pilares robustos de mis piernas
 y me ceñiré al Aire
como el Cupido se ciñe a su arpa.

Arremolinado el vestido
de escarcha y nieve a mi cintura
levantará oleadas de brillante espuma
que descansará en la noche cósmica
eternamente despierta
eternamente dormida.

Mis cabellos descenderán
 como cascada de luz de Luna
sobre mis hombros desnudos
besando a la oscuridad
deslizándose por entre las estrellas
 envolviendo y despertando a los planetas.

Lucirá mi Rostro
la sonrisa beatífica del sol
la espléndida sonrisa que emitirá
 los rayos de las perlas de luz
que residen en la oquedad de mi boca
hacia todos los confines de éste universo.

La radiación de mis pechos
 se hundirá en el abismo
levantando polvo de estrellas
hasta encontrar hueco
en el pecho de mi Esposo
y cuando éste acto acontezca
el Orbe estallará en la luz prodigiosa
de nuestro mutuo amor.

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