Nacida
soy, en las aguas amargas
y no
puedo vencer la tristeza
que se
adueña de mi alma
casi sin darme cuenta.
Cómo una
cruel amante
se
ensaña por las mañanas
con
festivas canciones
y
salvajes puñaladas.
En la
tarde su mirada
es pérfida
y canalla
hasta
que consigue
que
tiemble al mirarla.
Por la
noche
persiste
su presencia
y acudo
presto a amarla
me fundo
en un beso
de
amantes perdidos
hasta
que raya el alba.
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