En la Casa de mi Padre
hay una estancia
que nadie por temor
se atreve a pisarla.
Esa estancia está vacía
ninguna acude a ocuparla
es la habitación de la hija
que un día se fue de casa.
Y en el corazón de Mi Padre
siempre ardía una lámpara
para que un día la
perdida
a su lado regresara.
Y cuando la hija volvió
Él, colocó dos lámparas
para que su otra hija
también encontrara
el camino hacia Su Casa.
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