Cantaré tus
alabanzas, Señor
te cantaré una
canción nueva
que te alegre
el Rostro
en el Trono te
reclinas y los cabellos
cernidos por
corona de oro
ocultan el
brillo de Tus ojos
no estés
anhelante, no te preocupes
Señor y Rey
mío
que mi corazón
es tu siervo y la espada
está presta a
salir de mi cinto
no Te
entregues a la melancolía
por ver mí
regreso tan lento
porque firme
es mi pie y la espuela
ligera, en el flanco de mi corcel
al viento le
lanzo saetas
para que
acudan antes que yo
señalándote mi
llegada presta
volveré
vencedora y no verán más
Tus ojos, la
delgadez de mis miembros
robusta y
vigorosa, como cuando partí
retorno, sin
haber dejado mis carnes
sin desmembrar
parte alguna
sin perder
nada de la vida
que me diste.
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