Señor, mira
mis manos
encallecidas
están
de tomar la
azada
desbrozando mí
campo
mira Señor,
mis ojos
enrojecidos de
sol
sucios del
polvo
que levanta la
tierra
mira mi
frente, señor
los surcos que
tiene
son noches de
guardia
esperando la
lluvia
Señor, mira mi
espalda
encorvada por
años
de caminar la
siembra
apenas se
levanta
Señor, mira mi
boca
sigue lozana y
fresca
porque te
estuvo alabando
bendiciendo la
faena.
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