martes, 11 de diciembre de 2012

Constructores


 
Constructores de los templos del Espíritu
haced que la Luz ígnea, se manifieste en mi Espíritu
que la deidad que Yo Soy
 brille en el centro del Santísimo Capítulo
 
¡Acercaos a mí!, 
arquitectos, orfebres y talladores
construid  mis paredes con mármoles
dotadme de zafiros y brillantes
sacad brillo a mis puertas, lustrad mis maderas
para que la brillantez se perciba a lo lejos.
 
Que las piedras sean labradas con fuego
y en sus hendiduras el sol se detenga
 señalando los puentes, las galerías, las cámaras.
 ¡Levantadme!
hasta que mis cúpulas toquen el cielo.
 
¡Oficiad! Patriarcas
sentaos en mi coro
ocupad la sillería, venerables Ancianos
 que el órgano, con más de mil acordes distintos
comience a rasgar el silencio.
Que asistan los ángeles con cantos de gloria
preludiando el acto del Rey.
 
Acompañad con tímpanos y laúdes
querubines del Altísimo
que la música de las esferas
 den a la primera,  la entrada al oficio.
 
Por las criptas,
 los corredores mosaicos de mis muertos
corre brisa del mar, limpiando los sótanos,
el subsuelo, donde yacen descompuestas
sus carnes pútridas
desconsuelo de la hermosura de sus cuerpos.
 A una se levanten de sus tumbas oyendo
el clamor de las trompetas que llaman a Juicio.
el Rey,  ¡ya llegó!
 
¡Venid vírgenes!
vestidme con la blancura del lino
costureras y merceras, cosed los encajes
engalanad el altar, adornadlo con velas y flores
poned las alfombras que mitiguen los ruidos.
 
Aunad las voces de lo bajo,  en una melodía
de cadencia primorosa con las de lo alto,
para que el Orbe participe del oficio
el Rey, ¡ya llegó!
 
Contemplad mi Templo.
Su Constructor es mi Dios, Mi Señor,
 El que lo destruyó y levantó en tres años
Aquel,  que entrando en Jerusalem murió
 y saliendo de ella, resucitó como Dios.
 
¡Sacerdote del Altísimo!
proclaman mis estructuras, mis pilares, mis columnas.
¡Sacerdote según la Orden de Melchisedeq, el Rey!
 exultan mis murallas
complaciéndose en El, mi alma santa.
 
Arrodíllense aquellos que entran en mi Templo.
acállense los gritos, las locuras de la voz
que el Verbo llega
que la Luz amanece ante las ventanas
 y el resplandor penetra por entre las paredes
hasta hacerlo resplandecer en la oscuridad.
 
En la Noche cósmica, como faro se alza mi Templo
 hasta quedar suspendido en el espacio
convertidas las cúpulas en rayos luminosos
rezumando agua
cristal eterno en el Universo
 
Templo para mi Señor
en donde El, establecerá Su casa
digno templo, digna casa
para su misericordiosa Presencia.
 
Pero nunca más estará solo,
su Esposa vivirá con Él, por los siglos venideros
la Novia, la Virgen, la Amada a la que Él visitó
y velando aguardaba su regreso
la Novia abandonada
la Reina de su esplendorosa juventud…
 Mariah
 

 
 


 

 

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